01 enero 2012

Año Nuevo...

Pues sí. Al fin el nefando 2011 se acabó. Tuvo sus cosas buenas, como les dije, pero no podía ponerme a hablar mal de un año presente. Entonces, lo prometido.
La primera parte del año estuvo marcada por muchas sombras que alcanzaron a proyectar su oscuridad a lo largo de los pensos 12 meses de 2011. Lanzaron su fetidez sobre cosas que por sí misma eran extraordinarias, y no me permitieron esas sombras aprovechar y reflejar bien todas las cosas luminosas. Pero fue un año "crítico" y, al final, la intensísima luz del 2012 mostró, sin hesitación alguna, el final del túnel.
Pero entre las cosas luminosas las hubo muchas: conocer gente maravillosa, desempolvar viejas relaciones, sentir de nuevo la presencia de quienes nunca estuvieron ausentes... cositas así.
Y sólo me resta esperar que, esas sombras, no me hayan hecho perder cosas inmensamente valiosas... como la confianza del asesor, con quien tengo enormes deudas que debo saldar YA.

Por eso no escribo mucho ahorita. No es de que quiera –aunque también quiero– pero no tengo más opción que empezar este año trabajando. No sabremos si es oro, incienso o mirra, pero la tesis llegará a lomos de Elefante este año.

Nos vemos el 6 de enero.

Besos a todos.

PD: 2011 fue el año de los espejos y los enigmas. Esperemos que el 2012 sea el año del cara a cara.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que tus deseos sean órdenes para el destino y tu voluntad .