27 abril 2012

José y Judas

No hagan mucho caso a lo que escribo en estos días (bueno, a las cosas bonitas sí). Es una evasión muy retorcida que se hace mi cabecita en estos negros días de dead-line. Sólo les contaré que ya acabé de leer Mateo (¿recuerdan que todos los días leo un pedacito de la Biblia?). ¡Es tan raro! Lo que diré no le ofenda a nadie: imaginen que leo la Biblia ad litteram como gentil-pagana que se enfrenta a ella con espíritu totalmente inocente y le hace preguntas. Así. Por eso no se ofendan. 

Bueno. Jesús se me hace un personaje tan raro. Eso de que hable con parábolas, y que Mateo tenga casi que poner "notas" para explicar qué quiso decir... eso es crueldad. Y que siempre termine con eso de "el que tenga oídos, que oiga" y los pobres discípulos le dicen que les explique y él los regaña por mensos. En el fondo se trata de perfección moral ¿no? Una perfección dolorosa. No sé. Oscuro, enigmático y exigente. Si fuera asesor de tesis, sería crudelísimo y malvado. Que uno se arranque el ojo si es ocasión de pecado. Es cruel pero, en en el fondo, lo que más ama uno del Evangelio es la exigencia de coherencia, de entereza. Ese mensaje sí está muy claro. 

Lo que sí me rompió el corazón fueron las lágrimas de Pedro cuando, después de negar tres veces a Jesús, recuerda la profecía y se echa a llorar por su propia debilidad. Y nadie lo consuela. Y lo mismo Judas Iscariote. Ahora entiendo porqué los Gnósticos hasta un Evangelio le hicieron: él lleva la peor parte. Se arrepiente y se ahorca. Es curioso que en "un espíritu cristiano" es a ellos a quienes debió venir Jesús a perdonar y consolar. Porque así estamos los hombres frente a Cristo: débiles, siempre cayendo en debilidad, llenos de culpa y buscando perdón. Les digo: exigía muchísimo, seguirlo sin entender muy bien para qué, o qué decía exactamente. Pobre Judas. Y lo peor es que el mismo Jesús, en Mateo, le dice que es necesaria la traición para que se cumpla la profecía pero que ¡ay pobre de él!.  


En cambio el Génesis ya llegó a su parte más bonita: la historia de José el soñador. ¡Es emocionante y muy bonita! Los envidiosos hermanos lo venden y el pobre es esclavo de Potifás. Pero como era muy chido el José, lo hacen el segundo al mando. Y la calenturienta esposa de Potifás lo calumnia porque José no quiso cumplirle sus carnales caprichos, y lo encarcelan. Entonces, como es muy chido, el jefe de la cárcel lo pone al mando. Y ahí es cuando les adivina los sueños al copero y al panadero del Faraón. Y luego el Faraón tiene el sueño de las vacas gordas y las flacas, y lo adivina y, como es un gran administrador, lo hace el segundo al mando ¡de todo Egipto!. Y vienen los hermanos y José se desquita de ellos. Pero, digamos, se desquita "quedito". Nomás los hace sufrir tantito, pero no les hace jamás daño. Y al final todos quedan contentos. Y, lo más bonito, los perdona. Y ni siquiera tiene que perdonarlos, pues les dice que ese era el plan de Dios: si no lo hubieran vendido a causa de los celos, ¡él no habría sido el segundo al mando de todo Egipto, ni habría salvado de la inanición a los Egipcios ni a su propia familia! Perdonar ¿qué? Era el plan de dios ¿no?

José es mi ídolo. Es, creo, la primera buena persona del Viejo Testamento. Supongo que los Gnósticos pensaron que si Jesús era el Cristo, debió haber hablado esa noche con Judas y explicarle su papel en el orden cósmico... y liberarlo de toda culpa inmerecida. Eso. 

Les dejo Adriana Calcanhotto. Ya les había puesto un video infantil de ella. Ahora otra canción. Espero les guste.




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