06 julio 2012

Sueño


Ayer me desvelé. No debí haberlo hecho: en la mañana no tuve los ovoides para levantarme a la hora límite que me propuse... ya lo arreglaremos. Pero la consecuencia fue que soñé la extrañísima siguiente cosa:

Tenía un novio "extranjero", que provenía de un país que no era ni Australia ni Sudáfrica, pero estaba en el hemisferio sur poblado por europeos de origen germánico (algo así como entre Inglaterra, Dinamarca y Holanda, pero ninguno de los tres). Y no, tampoco me queda claro ahora en qué continente, porque no era Oceanía, ni América ni África. 

Mi novio medía tres metros de altura, era flaco y güero casi transparente (y eso último no se me hacía precisamente algo sexi). Pero tenía una cualidad que me gustaba mucho: volaba. Y cuando me abrazaba, me llevaba a volar y a mi me daba vértigo pero era muy emocionante. 

Pero tenía otros "defectos": su lengua no era como la mía (y en la vigilia podría decir: normal), sino que sólo era una tirita hueca, de donde se seguía que los besos era incomodísimos. Y tenía un rarísimo fetichismo por los pies japoneses, esos que se hacen chiquitos a la fuerza. Y yo, para agradarlo, me vendaba los pies –aunque no esperando que se hicieran chiquitos– y además aprendía a cocinar sushi. 

No me vuelvo a desvelar. 

Reportando desde el inconsciente de Esponjita:

El torturado Yo.

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