El proyecto: "Abandono de tesis, porque las tesis se abandonan, no se acaban" se prolonga una semana más. No se asusten, no me he desdicho, pero las cosas que había que arreglar era más de las que en un primer momento supuse. Para empezar cada ensayo que conforma la tesis poseía una introducción con Aristóteles. Esos textitos se repiten mucho pero, lo más grave, es que todos son diferentes: demuestran cómo mi comprensión del Estagirita cambió mucho a lo largo de estos meses (cof, cof, y recontracof... más de 36 meses... de acuerdo).
¿Por qué el interés en Aristóteles si la tesis es sobre Alberto Magno? Ustedes conocen mi hipótesis central para leer el De homine: Alberto utiliza de puppets a todas sus fuentes declaradas para construir su propio sistema (es decir, las que aparecen con nombre y apellido en el cuerpo del texto. Están las fuentes mudas y esas ameritan otra investigación... ejem... otra tesis). Es decir, monta una pantomima donde cada una de sus fuentes habla con sus propias palabras sólo para sostener el sistema que Alberto está construyendo. Eso hace con todos, menos con Aristóteles.
Es eso justamente: intuyo que a quien desea darle voz es al Aris. Pero como le dije el otro día a Ely: si las obras de Aris son oscuras y algunos temas muy difíciles de tragar (¡oh, Metafísica Z!), el De anima está todavía en obra negra. ¿Habrá una doctrina no escrita de Aristóteles? Sea como sea, la tradición de comentaristas del De anima es un intento contínuo por llenar esas lagunas. Alberto toma también ese proyecto. Y una de las piezas más efectivas para llenar algunos de los huecos está en la TSI. Sólo faltaba demostrar que esa teoría calzaba bien con el tamaño del agujero. Y para hacerla calzar no sólo tenía que caber en el hueco llamado fantasía sino también en un tema más finamente bordado por Aristóteles: el sensus communis.
El funcionamiento del sensus communis está un poco dejado de lado, en favor de la TSI original, por Avicena. Averroes lo encuentra bastante claro, así que no se rompe mucho la cabeza, y también su propia versión de la TSI le ayuda a centrarse en otros temas. Pero cuando Alberto recibe a Aristóteles se da cuenta, creo, de que el sensus communis de Aristóteles se ha diluído bastante a causa del poder explicativo de la TSI. Y no sólo eso: para construir una buena teoría de la abstracción, donde en la imago (su versión del fantasma) se encuentre realmente el universal el potencia, es necesario explicar la génesis y estructura de la imagen.
La imago debe tener una estructura lógica, es decir, ser analizable en propiedades y predicados. Sólo entonces es posible que se explique, no solamente la abstracción intelectual, sino cómo, el aparato exclusivamente sensitivo, es capaz de referir al mundo. Lo que ocurre es que para la TSI original la 'predicación' sensible (por llamarla de algún modo) ocurre gracias a todo el aparato: en la cogitativa (el dianoetikón/excogitativa de Nemesio que, en la versión de Avicena será la imaginativa), al ser quien 'une y divide' propiedades con propiedades, recae el papel de predicar y asociar. "Ese lobo es peligroso", "ese lobo está debajo del árbol" y "ese olor pertenece a la sustancia peligrosa" (i.e al lobo) son operaciones que, por igual, recaen en la imaginativa: no sólo es responsable de reconocer cosas, sino estados de cosas.
Ahora bien, ¿por que surge ese problema al nivel de la imago? En An. Post. B, 19, Aristóteles dice algo en lo que sólo reparé hasta que Ely me lo hizo ver (sin Ely, esta tesis no existiría, etc, etc.), que el alma siempre percibe primero a la sustancia. Así exactamente comienza el famosísimo De ente et essentia de Tomás, y el gordito de Aquino nos informa que exactamente eso dice Avicena. ¡¿Avicena?! Claro, no lo dice en el Liber de Anima sino en la Metaphysica. Si no se recibiera primero que nada a la sustancia, ni habría realismo en el conocimiento, ni funcionaría el esquema de la abstracción enunciado en An. Post. y en Met. A.
Pero en De anima, a primera vista, no dice tal cosa. Es más: lo que el alma recibe son propiedades de la cosa y sólo su acción (¡¿acción de una facultad pasiva?!), es decir, el krinéin (juicio, discernimiento, etc) parece reconfigurar a la sustancia: al ver una manzana, los sentidos perciben rojez, redondez, dulzura, "olor característico de la manzana", etc; no la sustancia "esa manzana". ¿Qué garantía epistémica hay de que lo que reconstruyen los sentidos sea el individuo que se tiene en frente? Según la interpretación que hace Calvo del De anima esa garantía está expresada en el cómo funciona el sensus communis según Aris. en De anima III, 7. Pero, como suele ocurrir, parece que Aristóteles está dando por sentadas cosas que no ha explicado. Sin embargo, queda muy claro que uno es el papel que juega el sensus communis al percibir la sustancia, y otra cosa es el fenómeno llamado percepción accidental en el cual se da, propiamente hablando, la predicación.
Alberto quiere distinguir ambos niveles: el de la predicación "interna" que constituye la estructura de la imago y, por ende, que significa percibir a la sustancia, y la predicación "externa" que constituye la percepción de estados de cosas. Ello está mucho más cerca de Aristóteles que de la TSI. Y por eso toma el modelo de predicación aristotélico, aunque ese modelo sea para el Estagirita sólo racional. Por eso trata de asentar bien cuál es la operación del sensus communis: gracias a ello podrá transformar a la TSI en una estructura generadora de predicación sin ser, a la vez, racional. Y lo que queda para la tesis que sigue es eso: ver como el modelo le funciona tan bien, que otorga lenguaje a animales superiores no racionales... ejem... los pigmeos. Y modelos de racionalidad básica a nuestros primos los changuitos.
Eso es la tesis. Es decir, no sólo dar una interpretación de lo que hace Alberto, sino mostrar también cómo lo hace: como montó el teatro.
Después de releerme y poner manos a la obra, al fin veo con una claridad que no tuve estos meses el papel que cada sección cumple:
1.- Antecedentes de la TSI
La TSI es la Teoría de los Sentidos Interiores. Los antecedentes son dos: el estudio que hace Aristóteles del sensus communis y la división tripartita de las facultades sensibles que presenta Nemesio de Emesa. ¿por qué elegir a Nemesio y no, digamos, a Galeno? Pues he aquí lo fabulantástico: dice Rocca, el intérprete de Galeno, que eso de adosar cada facultad a cada pedazo de cerebro no es obra de Galeno, sino de Nemesio. ¿A Nemesio lo leyeron los árabes? Morani dice que existe traducción medieval al siriaco y al árabe, aunque no haya modo de saber si los árabes que nos interesan lo leyeron directamente. Alberto sí lo leyó, pero a parejas con Avicena, Costa ben Luca y demás expositores de la TSI, así que Nemesio, estrictamente hablando, no tiene una influencia directa comprobable, ni especial en esta historia. Pero lo que Julius Rocca dice nos da al menos la certeza de que fue el primero en hacerlo. Y, aún más: como me decía cierto Demiurgo el otro día, la cualidad de Nemesio es la claridad. Así que, para confrontar el fenómeno de las percepciones accidentales, el papel del sensus communis en Aristóteles, y la TSI, Nemesio es la mejor opción.
2.- Avicena y Averroes
Ellos introducen el término intentio/ma'na en esta historia (ejem, en la historia de la intencionalidad). El uso que hace de él Avicena ya generó árduas disputas entre el asesor y yo. Lo que descubrí en las últimas semanas es que Averroes lo usa, en el CMA, como traducción de lógos... y tiene la misma semántica espantosa de la mágica palabra griega, además de que se empalma con otras. Además, lo que traté infructuosamente de hacer estas semanas fue integrar los capítulos de recibir la forma sin materia a la tesis, pero de seguirlo intentando, nunca me iba a graduar. Pero alcancé a hacer un descubrimiento: para Averroes lo spiritualis es algo que se predica del modo en que ciertas cualidades se dan en el medio transmisor, i.e. en el aire o agua: los elementos indeterminados (y por eso, jamás hay que perder de vista que ni existe para él un adjetivo intentionalis, y que cuando aparece el sustantivo spiritus nada tiene que ver con lo spiritualis), en cambio con intentio se refiere al contenido cognitivo de las cualidades sensibles independientemente si tienen o no existencia extramental (y considero un error de perspectiva el que Tweedale y Black se hayan metido en esa disputa en Averroes). Si algo es cognoscible entonces posee en potencia intentio. Punto. Así de fácil (ok, ok, habrá que probarlo con los pelos de la burra en la mano, pero eso es para la otra tesis).
Eso respecto a la intentio: no es un asunto, en realidad, tan relevante. Se vuelve parte fundamental del vocabulario de Alberto porque trata de empatar los varios significados que hay en Avicena, y los de Averroes. Pero el que él va a usar, es decir, donde termina por analogarlo a species surge, no de sus fuentes, sino de su propio sistema. Por eso hay muchas intentio en Alberto: la simple, la veri et falsi y la de delectabile.
Bueno, pero ¿qué voy a decir de Avicena y Averroes, sobre todo pensando que lo más interesante de Averroes quedó fuera de esta tesis?
La TSI que sigue Alberto casi al pie de la letra es la de Avicena. Es por eso que tiene un lugar central en la tesis. De Averroes, respecto a la TSI, toma el papel que jugará en su versión la Phantasía y derivará de ahí el papel de la Aestimativa albertista. Es más: si quisieran ustedes encontrar el punto de síntesis más puro entre Averroes y Avicena según Alberto, estaría ahí: en su versión de la Aestimativa.
3.- El De homine
Y pues eso.
Total. La tesis tiene tres partes: los problemas, las herramientas y las soluciones. Es decir: Aristóteles y Nemesio, Avicena y Averroes, y Alberto. Toda esta historia, pues, es cómo se logra la síntesis entre "Aristóteles" y "Nemesio", aunque el primero sea el dios y la religión de Alberto (en sentido figurado), mientras que el segundo ni siquiera aparezca con su nombre correcto y, para colmo, sea una fuente secundaria para Alberto.
Denme, pues, una semana más. Y queda esta tesis. Y nos preparamos para la que sigue. Y ya. Ciaito mua mua.
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