01 enero 2013

1º de enero de 2013

No hay memoria de lo que precedió, 
ni tampoco de lo que sucederá 
habrá memoria en los que serán después.


Los cinco días que les sobraban a los mexicas y mayas –en sus cuenas de 18 meses de 20 días cada uno– eran los días vacíos o nemotemi. Entonces se detenía toda actividad normal pues, estando fuera del ciclo, uno no podía andar comportándose normalmente. Y así me parece a mi el lapso que va de Navidad hasta Año Nuevo. Es una semana en que el tiempo corre de una manera diferente, como si el color cambiara, como si cualquier foto tomada en ese periodo se viera de otro color no por la culpa del revelador o los filtros, sino porque toda la luz cambia. 

Me estoy dando cuenta de que es difícil de explicar eso. Cuando entré a Filosofía me pareció encontrar una palabra precisa para explicarlo: había una especie de cambio metafísico, como si el ciclo del año tuviera una realidad que excede la rotación de la Tierra, como si hubiera algo más allá de todo eso, y su manifestación fuera especialmente clara durante esa semana.  

Cuando los católicos me explicaron que es eso de la transubstanciación, del santísimo, de las hostias consagradas en las cuales, quien comulga, recibe el cuerpo de Cristo, me pareció una buena manera de explicar eso. Aquello que se manifiesta en la hostia, que es a la vez el orden del cosmos y una única voluntad que se apersona, se parecía mucho a cómo el orden del cosmos se manifestaba, como si fuese algo real detrás de lo real, en esa semana. 

Y, por supuesto, aquello derivaba en el significado de cada acción según el día preciso. Pensaba yo que si no me bañaba el primero de enero, no me iba a bañar todo el año... o al menos que bañarse tendría un significado alegórico sobre algo del año. Así habría años mugrosos y años limpios. 


***

Navidad y Año Nuevo eran fechas esperadísimas en mi casa. Pero entonces comenzó a morirse la gente y cada que llegaban esas fechas la ausencia caía con todo su peso. No sólo porque eran fechas familiares y de abrazos y uvas, sino porque justo en esos días se manifestaba que, con cada muerte, el orden del mundo se había quebrado. Que el cosmos ahora anda cojo, lleno de cicatrices, manco, tuerto, y con heridas que manan pus. 

Quizás por eso Navidad y Año Nuevo me parecen insoportables, no como eventos aislados o como malas memorias de algún abandono, sino como la sensación de que todo el cosmos se rompió. 

***

Dios, según los neoplatónicos, 'mira' al mundo fuera del tiempo. Para él, el tiempo no es sucesivo: todo él es simultaneo. La sucesión es el modo en que nosotros percibimos ese todo pero de manera fragmentaria: puesto que estamos limitados por el pasado y el futuro, para que nuestra 'mirada' recorra el todo que es el tiempo, tiene que trasladarse de un momento a otro sucesivamente. A nosotros, pues, nos parece que todo se mueve porque somos un puntito que transita. Él no, él lo ve todo de una sola vez.

Pero sólo al romano loco de Aurelio Agustín se le pudo haber ocurrido sacar de la metáfora visual y espacial la comprensión del tiempo, y utilizó el oído y el sonido para tratar de dar cuenta de él. Entonces no bastaba con decir que para Dios el tiempo es la partitura entera y para nosotros el irla escuchando poco a poco, pues entender una pieza musical, mientras suena, implica que ya esperamos lo qué sigue, aunque no sepamos cómo sea: por eso nos damos cuenta que alguien se sale de ritmo o que desafina.

Eso de lo que se llena la partitura es, para el romano loco, el tiempo. Y para Dios eso que llena las partituras no es algo sucesivo, sino todo simultaneo.

Y por eso sólo al romano loco de Aurelio Agustín se le pudo haber ocurrido que cada nota de esa partitura tenía significado, y así inventó la filosofía de la historia. Y así inventó que para que el texto que es la creación tenga sentido (id est, significado) debe haber un día primero, un día último, y un evento que cambia el que se creía el significado original. Y así la experiencia del tiempo se transforma en un texto, que Dios conoce sin sucesión y en el cual nosotros estamos inmersos y atrapados, descubriéndolo sucesivamente.

***

Pero dijo Cohélet, vanidad de vanidades, todo es vanidad
Todos los días son nemotemi

***

Este es el año de preparar las aplicaciones a las muchas universidades a ver en cuál quedo. El orden de prioridad son las que ocurren en enero... de 2014. Y ya veremos cómo pagamos la renta y comemos, y aprendemos por fin inglés... y todo lo demás. 

***


Palabras del Predicador, 
hijo de David, rey en Jerusalem. 
Vanidad de vanidades, 
dijo el Predicador; 
vanidad de vanidades, todo vanidad. 

¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo
 con que se afana debajo del sol? 

Generación va, y generación viene: 
mas la tierra siempre permanece. 
Y sale el sol, y pónese el sol, 
y con deseo vuelve á su lugar donde torna á nacer. 

El viento tira hacia el mediodía, 
y rodea al norte; va girando de continuo, 
y á sus giros torna el viento de nuevo. 

Los ríos todos van á la mar, 
y la mar no se hinche; 
al lugar de donde los ríos vinieron,
allí tornan para correr de nuevo. 

Todas las cosas andan en trabajo 
mas que el hombre pueda decir: 
ni los ojos viendo se hartan de ver, 
ni los oídos se hinchen de oir. 

¿Qué es lo que fué? Lo mismo que será. 
¿Qué es lo que ha sido hecho?
 Lo mismo que se hará: 
y nada hay nuevo debajo del sol. 

¿Hay algo de que se pueda decir: 
He aquí esto es nuevo? 
Ya fué en los siglos que nos han precedido. 
No hay memoria de lo que precedió, 
ni tampoco de lo que sucederá 
habrá memoria en los que serán después.

Eclesiastés 1:1-11

No hay comentarios.: