25 marzo 2013

Sueño muy angustioso

Era mi examen profesional, el cuál consistía en analizar ¡un poema! escrito por cierto amigo argentino (¿¿?? que en la realidad es filósofo, o al menos usted no le conoce vocaciones literarias). Y el sínodo eran José M. (quién en la realidad, además de escribir poesía en FB, es un gran conocedor de poesía, y filólogo, para variar) y pues el mero mero Demiurgo. 

Y yo no había leído el poema. Ni siquiera sabía cómo se llama, sólo recordaba que era un poema larguísimo. Y comenzó a llegar la gente, y llegó José M. Y entones el otro sinodal estaba dormido en un sillón (¡¿?!) en la sala donde será el examen (sospechosamente esa "sala" es la sala de la casa de la abuelita paterna, escenario de tremendas pesadillas). 

Y ahí estaba,  plácidamente dormido y yo, a pesar de que ya era la hora del examen, no me atrevía a despertarlo –ni nadie en la sala– porque sería un atrevimiento tremendo y una gran grosería presionarlo para tan poca cosa como mi examen profesional... 

Y no sólo era que sería una grosería despertarlo, sino que yo sabía en el sueño que él no es alguien a quién jamás haya necesitado presionarlo... al contrario, el que ha tenido que jalarme las riendas es él (y acá comencé a sospechar que en realidad con quién soñé no fue con el Demiurgo sino con el Asesor (aka. Lobito), al que veré el martes, y a quién le escribí un larguísimo correo diciéndole que ojalá tenga tiempo de leer mi medio capítulo –una manera muy barroca de disculparme por no mandar el capítulo completo– y que fue contestado con un "veámonos" muy concreto, nada de mis barroquísimos modos de decir "¿podríamos vernos? ¿acaso mereceré de vuestra magnánima persona un poco de atención que, yo sé, no merezco ni mereceré ya jamás?" y demás barbaridades). 

Total que, en el sueño, el Demiurgo nada que se despertaba, y yo por un lado estaba toda angustiada de que aquello no avanzaba, pero por otro lado estaba rogándole a todas las divinidades que no fuera a despertar, porque entonces todo mundo se daría cuenta que todavía no había leído el poema de F. O'R. y que ni siquiera me podía acordar de cómo se llamaba (y, claro, es que en la realidad le debo la lectura de un paper que estoy leyendo ahorita, y que está muy bonito, aunque no entiendo dos o tres cosas y tengo que releerlo... al menos ya sé de qué se trata). 

Pero de todo lo que más pánico me daba es que José M. se diera cuenta que no tenía idea ni de cómo se llamaba el poema... claro, tengo que leer su tesis de doctorado que acaban de publicar, porque voy a presentar el libro... y, eso sí, ya leí el título... pero ¿y el libro? Y me acuerdo de que tengo que leer otras cosas para el seminario de mañana, de contenidos no conceptuales, y además ver lo de qué sé yo qué cosa que me pidieron los del seminario, y, encima de todo, tengo que reducir mi súper paper del Aquinitas a 15 cuartillas... ¡con todo y notas! (o sea, ni esperen que ponga los textos latinos) y con todo y la explicación de cómo la imaginativa genera algo análogo a silogismos como le hace la cogitativa y estoy sospechando que esa parte estaba toda en la parte que quité... ¡porque ese paper originalmente tenía 75 cuartillas de largo ¡¡¡¡HACE CUÁNTOS PUTOS MESES PUDE HABERME TITULADO!!!! y luego de pasar por esa vieja y añeja crisis de "hace cuánto..." tomo aliento porque aún no he terminado con lo del paper de F. O'R. 

Y, bueno... esa fue la pesadilla con todo y su interpretación. Quizás falta el asunto de... otros asuntos, incluyendo lo de la prepa, que igual llego de vacaciones y ya me tienen mi liquidiación (¡hasta crees!) y no sé si me van a pagar esta última quincena, y les debo los exámenes de no sé qué... y lo de inscribirse a las no sé cuántas asociaciones y que mande el RIDICULUM y todo mundo se dé cuenta que llevo demasiados años siendo BA sin poder acabar el MA que por lo menos en México tiene el pomposo nombre de licenciatura y...


Y no es de extrañar, entonces, que además de espantosas pesadillas, hoy anduviera con un humor del la chingada mentándole la madre a todo mundo y queriendo comprar audífonos nuevos (Audífonos: la fuente del placer). 

De todo, lo que sí permanece siendo un misterio, es soñar al Demiurgo dormido. No es la primera vez. Lo sueño dormido en algún lugar absolutamente absurdo. Vestido de traje, siempre, en esos sueños. Y respirando tranquilamente, sin frío ni calor, frente a una multitud. 



Esponjita Orate.

Audífonos: la fuente de todo placer. Sí, si me aman, me regalarán un
par de audífonos varias veces más grandes que mis orejas
(lo cual no es difícil porque soy de oreja pequeña)


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