Querido blog

No blog. No te pondré, bajo ningún pretexto, de rehén de nada. Éste es de esos días terribles, de muchas horas sin dormir y de avanzar poco. ¿Quién se atrevería a usar a sus propias memorias de rehén por un gesto de cariño, un poquito de atención? Y luego ¿sacrificarte a tí? ¿Tú? ¿Que eres todo mi cariño también? Eres testimonio de todo el amor que a transitado por mis nervios. Eres un museo de todas las esperanzas, de todos los proyectos, de todas las ficciones que hilvanaron esta vida. No blog, no te haré daño alguno jamás. 

Quizás, más bien, te toque conflagrarte como Ave Fénix. ¿En qué reencarnarás? ¿Acaso lo conseguirás? 

He anunciado con bombo y platillo tus exequias. Bien me dijo Miguel Tormentas que debería hacer un top ten de los grandes post. Pero ¡son 1302 entradas, 1303 con ésta! Además tengo primero que rescatar todo lo que escribí de la tesis. Y hay que acabar ese cuento de Valerio de las Alamedas. Hay tanto en tí, blog, de proyecto... hay epistolarios completos, declaraciones de amor, anagnórisis enormes. 

Tus funerales han de ser magníficos. Debo invitar a todo mundo a que se despida de tí. Porque matarte, ¡oh blog! es matarme un poco. Pero como cuando uno está todo chiple y se imagina que se muere. Y se imagina que todo mundo lo llora a uno. Y uno se solaza imaginándose cuánto amor había ahí, en potencia, actualizándose ante una consciencia que lo ve todo desde lejos. 

Es que hoy solamente quería que alguien me hiciera un cariñito. Que me dijera todo va a estar bien. Que me dijeran no te vayas, te queremos. O tal vez quería irme antes de que todos se acabaran yendo. Antes de que el universo me abandone, irme yo. O simplemente no he dormido nada, ¡oh bloguesito!. Simplemente tengo mucho miedo. 

Si tus días comenzaron habrán de terminar. Y serás polvo de oro brillante durante un momento bajo el haz de luz de la memoria... de su memoria. 

Y esperemos que ya pronto haya fotos del próximo examen.
Esta ya la había subido hace mucho, cuando me titulé de licenciatura.
:)