07 abril 2013

Tannhäuser 's eyes

I've seen things you people wouldn't believe. Terrified sheep running away hostile wolfs. I watched sensitive species glitter in the dark near Tannhäuser's* eyes. All those moments will be lost, in time, like tears in rain. Time to finish.  



Nadie sabe hasta la fecha, como ya les había contado, qué tenía en la cabeza Rutger Hauer cuando habló de las puertas de Tannhäuser al improvisar el parlamento final e inmortal de Roy Batty en Blade Runner. Geeks de todo el mundo se han dado a la tarea de tratar de averiguarlo. Y la mayoría terminamos con Wagner, aunque quizás el origen sea mucho más antiguo (como todo lo que se le ocurría a Wagner). 

Asumo que la mayoría de quienes obtienen un gusto tardío por Wagner y pasaron por los pasillos de la FFyL lo descubrieron a través de Nietzsche. Pero yo lo hice por una peliculilla gringa de culto de los ochentas, de la cuál Ely es fan y de la cuál me enteré porque a cierto Valerio mío lo escuché comentarla en una comida. Pero fue obra de la casualidad que el look del holandés Rutger Hauer me evocara el rostro de ya saben quién. Y que el tema central de la película fuera la guía de mis elucubraciones e investigaciones filosóficas durante estos años.

Heme, pues, habiendo descendido del Venusberg en busca de un amor divino. Para mi enorme fortuna, he visto surgir los verdes brotes del bastón del Papa. Se me ha concedido el perdón y ahora, presuroso, debe llegar el mensajero para evitar que retorne al Venusberg y desaparezca para siempre. 

Esta es mi leyenda, y ha llegado el momento de transformarla en tal y dejar que todos aquellos momentos se vayan con la lluvia como invisibles lágrimas. Esta es la leyenda que se repetirá por los siglos de los siglos y de la que, algún día, habré de hacer una ópera. Y la contaré como mejor me venga en gana y para satisfacer las necesidades de mis futuros momentos históricos. 

Esta es mi leyenda, con mis brujas malvadas del oeste, mis dos caballeros esforzados, árboles altos y magníficos, y animales fantásticos como ovejas aterrorizadas y hostiles lobos. Y Caperucita. 

Y me aprovecho de la inicial de la misteriosa palabra Tannhäuser y no pongo la que iba ahí para sacarle la vuelta al omnisciente ojo del buscador de Google. Pero saben ya de entrada cuál larguísimo apellido va ahí, y a cuáles ojos cafés animados con algunas chispas verdes, me refiero. 

Time to finish.

1 comentario:

luciana Rubio dijo...

MARAVILLOSO.