20 octubre 2013

Mainstream por culpa de Valerio

Mis intentos por ser hipster han fracasado definitivamente. Todo iba muy bien... al principio.

Foto evidentemente subida a Instagram,
tomada con un iPhone (sin servicio telefónico... muérete Iusacell)
Me enamoré de la música hipster, Regina Spketor, Russian Red, Mumord & Sons... esa música. Tengo un amigo que comparte mis gustos hipsters musicales, filosóficos y literarios y vive en una ciudad muy poco mainstream: Montevideo. He abrazado la comida saludable (pero no por razones éticas... razón por la cual sigo consumiendo grandes cantidades de carne de res). Estoy comprometida con el ambiente y separo la basura. Ando en bicicleta, lo cual resulta especialmente meritorio al vivir en la zona más hundida de la Ciudad de México y tener que viajar al cerro ese llamado CU (en cuya cumbre está el IIFs). 

Estudio una carrera bien hipster y hago algo hipster dentro de ella: historia de la filosofía. Y dentro de la historia de la filosofía hago cosas bien hipsters: filosofía medieval. Dentro de la filosofía medieval hago algo aún más hipster: estudio a Alberto Magno... a lo que contribuye haberme encontrado aun asesor muy, muy hipster (es colombiano y no toma café ¡hipster!). Aunque mi logro hipster mayor fue Daniel, quien hizo su tesis de Bovillus, se iba descalzo de CU a su casa y abrazó el amor a la yerba mate, cosa súper hipster en la ciudad de México si no se es uruguayo. 

Mi carrera hipster iba mejor que nunca. Entonces me enamoré del chico más mainstream del mundo. No es que él sea en si mismo mainstream. En absoluto. Es que TODAS se enamoran de él. TODAS. Claro, es muy mainstream ser mujer y enamorarse, pero encima de eso, ¿del que todas se enamoran? 

Lo dejaré todo. Volveré a Madonna y Britney, regresaré a la comida procesada y, paulatinamente, rearmaré mi camino filosófico. Haré un doctorado sobre Tomás de Aquino. Luego, humildemente, volveré a los griegos de quienes no debí salir jamás para hacer no una tesis sobre el hipster de Plotino, sino de Aristóteles, como debí hacerlo desde el principio... luego admitiré que la historia de la filosofía no es filosofía y me pondré a leer a Quine y, al no soportar el peso irónico de la muy zombie disciplina en la que me he criado, lo dejaré todo definitivamente (no sin antes pasar una etapa con Lévinas y luego con Heidegger y terminar con una tesis sobre la Estética Trascendental en Kant). Y cuando lo deje todo, volveré a Letras Clásicas y haré una tesis sobre Historias Verdaderas de Luciano de Samosata. Y comenzaré diciéndoles ¡hey, Feacios...! 

Spongiola Vulgaris

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