15 noviembre 2013

Betote's Day

No voy a hablar de la tesis aquí.



(¡chin!)


Bueno. Ya qué.

Voy a dejar esto por aquí:


Die herren wâren milte
 von arde hôhe erborn. 
 Mit kraft unmâzen küene, 
 die recken ûz erkorn.


Si no les gana la pereza y optan por no buscar en Google para encontrar la traducción al castellano (o lengua que prefieran), las palabras que no encuentren en un diccionario normal están en el Duden. Milte es un concepto complejo... pronto escribiré algo sobre el asunto porque ¿en qué idioma creen que están los artículos sobre 'Milte'?. Busqué en el Cantar de Roldán, en el Cid, en Amadís de Gaula. Quizás debí poner lo que en griego dice Aristóteles sobre Alejandro Magno, pero no era tan exacto. Este fue, empero, el que apareció de buenas a primeras y me gustó más: dice exactamente lo que quiero decir. 

Y sí, el alemán fue una lengua importante en la tesis: fue el artículo de Anzulewicz –que es lo único que he logrado leer en alemán en mi vida– lo que iluminó mi cabecita (la konkrete Ding, remember?). Y sí, el alemán para mi es como el griego, oscuro e indescifrable... o mejor dicho, una lengua para descifrar más que para hablar. Así que una de las muchas deudas que dejó esta tesis fue eso: aprender la lengua de mi amado Doctor Universalis

Otra deuda es leer a Evans y a Richard G. Heck (el filósofo, no el físico), porque al fin entendí de qué va el asunto: no se trata de traducir al 'analítico' lo que hacen los medievales. Se trata de adquirir la formación que muchos mexicanos que hacemos historia no tenemos, porque entramos a la historia como si fuera una "rama" o una "disciplina" filosófica. No como lo que es: historia de nuestra disciplina. Ese error es carísimo y doloroso. Pero algo deben estar haciendo bien los herren porque mis amigos y yo hemos arribado a esa conclusión y estamos arreglando las carencias. 

Así que tengo qué comenzar desde el principio... pero ¿de qué? Quine, Abelardo. Frege, Aristóteles. Metafísica θ... Heck y Fodor... la Opera Omnia de Alberto: los Comentarios al De anima, la Ética, la Metafísica... los que ya me dijo que leyera el asesor... el De homine completo... desde el principio... empezar desde el delicioso naturalismo y materialismo de Alberto opuesto a tanta jerarquía de formas en el mundo sublunar de Tomás. 

Desde el principio: es decir, utilizar las categorías de las teorías contemporáneas para analizar a los antiguos. En el prólogo de la tesis llego a la conclusión de que Alberto no tiene a la mano un par de categorías que nosotros sí, para resolver un problema viejo, muy viejo, y muy actual: cómo se fundamenta el conocimiento empírico del mundo. El súper poder de decir "aquí Alberto está confundiendo tal con tal cosa" es el del historiador de la filosofía. Y después de ese arduo trabajo, con mucha, mucha suerte, podemos encontrar la pepita de oro: "Alberto ha resuelto un problema 800 años antes que nosotros, y no nos hemos dado cuenta". Pero si la pepita no aparece, no hay bronca. Ya alguien al encontrará. Y si no la encuentra, ese túnel sirva para reconstruirnos y darnos sentido a nosotros mismos:

"Pero bien, el hecho que nadie se interese por Alberto Magno, a Alberto ya no le molesta; él está muerto. El problema es que, si no entendemos y ubicamos el pasado como algo nuestro, nosotros, en cuanto interesados en la filosofía, no nos vamos a entender a nosotros mismos". <—súper cita del asesor.

Esa tesis está incompleta, eso es verdad. Tiene partes brillantes (que me gustaron mucho, pues), y partes espantosas y tremendamente indignas. Se nota dónde corté. Hay dos muñones: el capítulo de Averroes (que iba a ser una preciosidad sobre la diferencia entre spiritualis y spiritus, donde el segundo es evidentemente el pneuma estoico, pero el primero está en una ubicación rarísima y parece una confusión. Todo ello en el Epítome (el de Sensu et Sensato). A esa parte correspondía una sección de Aristóteles y el pneuma que quedó escrita pero fuera de la tesis, y toda la discusión, a fondo, sobre la óptica en Alberto y el esse intentionale. Esa parte quedó fuera. Así que, en su lugar, quedó una minisección sobre el De memoria del Epítome, sobre el cuál debí investigar más (y material había: obvio, Apis Nigra).

El otro corte está entre el capítulo del Sensus communis de Alberto (que amé, aunque le falta trabajo) y lo que resta. Decidí rehacer ese capítulo, porque lo que tenía hecho era peor que un resumen donde no sabía ni qué decir. Y así quedó todo lo que resta después del Sensus Communis... tuve que meterle mano a la sección de la Memoria para que se entendiera por qué carajos había metido yo a Averroes.

Faltó mucho, mucho...

De lo cual, la otra lección de esta tesis fue cómo planear el camino de la que sigue. Permitir que quepa todo, hacerle espacio, delimitar bien... y poder decir todo lo que aún quiero decir sobre Alberto. En fin...

...

...

Sólo me queda decir que los quiero mucho
(a los herren y a ustedes, queridos y fieles lectores).

Me voy. Tengo que poner eso en papel, aunque ya está en la panza de la Biblioteca Central, de manera oficial.

Esponjita





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