02 febrero 2015

polvo

A veces quisiera irme a sentar a la tumba de lo que fuimos para ponerme a llorar a gritos la lucidez de saber lo que está enterrado y comido por los gusanos... tierra sobre la cuál camino tranquila cuando me olvido de mí. 

Tanto lloré, grité tanto, que a berridos creí matar eso que tanto amaba. Lloraba entonces por la sangre que manaban de la herida. Ahora lloro cuando, en un gesto mudo, reconozco con nitidez dolorosa lo perdido. 

Mientras andes en la tierra, mientras camines, mientras se levanten polvaredas en mi memoria de la ceniza que fuimos, no viviré tranquila. Y no soy sino esas cenizas, y recupero la vida cuando se alzan torbellinos de su polvo que me asfixia. 

Señor, te juro que no pude contenerme. ¿Por qué me has castigado así, por volver la mirada una última vez hacia aquello de lo que me exiliabas?

Me exiliaste de mi misma, y nunca podré perdonártelo. 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo va a estar bien.

Esponjita dijo...

:)
Gracias.