18 agosto 2015

El Pigmeo y el Dr. House: nunca es lupus

Me la  paso viendo House MD. A veces mientras lavo los trastes, a veces lo dejo corriendo mientras leo el artículo de la Stanford, porque el mundo es menos inmenso y peligroso si de fondo se escucha la aguardientosa voz de Hugh Laurie. Y es que en estos días el mundo se ha puesto especialmente hostil e inmenso. 


Todo comenzó con una hipótesis casi evidente: algún tipo de analogía hace Alberto entre las operaciones de la percepción sensible y las de la lógica. Dice, de manera sorprendente, que la fantasía une y divide según afirmación y negación, y que las intentiones que la fantasía extrae (¡elicit!) son verdaderas o falsas. Eso quiere decir (y Alberto sí lo dice con todas sus letras) que el alma sensible, limitada a percibir el mundo sensible, es capaz de hacer ¡juicios!. Definitivamente, es un caso que le debe interesar al Doctor House. Y no, no es lupus. Nunca es lupus

Ha ingresado el paciente: no tiene cabeza. Aristóteles se la cortó y, sin embargo, nuestro paciente puede actuar en el mundo. Bueno, no le cortó la cabeza: lo despojó de Intelecto. Aquí valdría la pena recordarles, queridos espectadores, un poco de "anatomía medieval". 


Anatomía de nuestro paciente:

Todo aquello que está vivo, lo está porque tiene alma. Pero no se dejen engañar: el alma no es una cosa que se le meta a los cuerpos y los haga vivir, sino que es la forma de esos cuerpos. ¿Qué significa eso? Para lo que les importa, espectadores, simplemente quiere decir que "tener alma" es lo mismo que "estar vivo".

Y hay tres tipos de alma: vegetativa, sensitiva y racional. Los geranios se alimentan, crecen y se reproducen porque tienen un alma vegetativa. Los caballos además perciben el mundo y son capaces de moverse en él. Gracias a la percepción ven su alfalfa y gracias a hambre y a sus patas, llegan a él para comérselo. Aplíquese lo mismo a su deseo por la yegua que lo mueve hasta donde percibió que ella se encuentra. El hombre, además, posee intelecto y habilidades racionales. Es decir: el hambriento desea un pastel de chocolate. Y sabe que para llegar a él o bien lo hornea, o bien lo compra. Y para colmo, sabe que mejor no come pastel sino lechuguita porque es un hambriento gordo y sabe que debe dejar de comer pastel para ponerse bien bueno y, así, lograr atraer la atención de la dama, a la cuál, encima de todo, tiene que escribirle poemas para vencer sus reticencias a los embates amorosos del deseoso poeta. O sea: el alma racional subordina a las funciones sensitivas y motoras que, a su vez, subordinan a las funciones vegetativas de todo lo vivo: crecer, alimentarse y reproducirse. Para reproducirse, el hombre necesita poner a funcionar por completo sus facultades racionales. 

Ahora bien: el geranio tiene raíces y estomas con los cuales se alimenta. El caballo tiene órganos con los cuales percibe el mundo y patas con las cuales se mueve. Y el hombre posee un "órgano" especial: el Intelecto. La característica fundamental de este misterioso órgano es que no es corpóreo, lo que significa que no tiene "límites" (corpóreos, se entiende). Y como no tiene "límites", puede recibir una especie muy especial de entidades: los inteligibles. ¿Qué demonios es esto? Lo que con nuestra terminología contemporánea llamaríamos "conceptos". Un concepto es algo que puede ser "universal": la idea o concepto de "caballo" no se refiere a este caballito Fulano, ni a su esposa la yegua Mengana, ni a su hijito el potrillo Perengano; sino que con "caballo" me refiero a TODOS los individuos que pertenecen a la clase "caballo". En ese sentido es un concepto indeterminado, es decir: sin determinaciones, sin límites: al decir "caballo" no estoy diciendo cuál es su color, ni su tamaño, ni su sexo. Y como todos estos secuaces de Aristóteles creían que todo tipo de percepción es una impresión del mundo exterior sobre algo del cuerpo que percibe, si la percepción de los objetos DETERMINADOS ocurre en órganos físicos y, por ende, determinados corporalmente, la percepción de los objetos INDETERMINADOS debería ocurrir en un órgano análogo: por eso postularon la existencia del Intelecto inmaterial

Pero más importante que su metafísica, lo fundamental del intelecto y los inteligibles es que permiten llevar a cabo operaciones lógicas que requieren de conceptos universales: como las inferencias. La más esquemática y famosa son los silogismos de esta forma: 

Todos los hombres son mortales
Sócrates es hombre                   
Por lo tanto, Sócrates es mortal. 

Una pregunta interesante es si un juicio simple como "Los hombres son mortales" puede llevarse a cabo sin inteligibles, es decir, sin conceptos universales. O, mejor dicho, si existe algún tipo de juicio que no involucre ningún tipo de universal: porque si bien podemos decir "Sócrates es blanco" o "Sócrates es hombre" o "Sócrates es el único maldito ejemplo que se le ocurrió a Aristóteles"*, ¿cómo podríamos poner en un juicio de este tipo dos elementos absolutamente particulares? Sólo es posible en los juicios de identidad, como "Marco Tulio es Cicerón" o "Doroteo Arango es Pancho Villa". ¿Ven el problema? Al parecer, si no se posee un Intelecto capaz de captar inteligibles capaces de representar "conceptos universales" no es posible llevar a cabo ningún tipo de operación racional: por ejemplo, ninguna inferencia. 

Pero ¿para qué necesita nuestro paciente descabezado una inferencia? Momento: necesita más cosas: categorizar la realidad y poder llevar a cabo juicios. Y ya después, resultará que sí necesita inferencias. Vamos por partes. 

Nuestro caballito indoeuropeo que llevó a los griegos al Peloponeso, tiene hambre. No todo lo que hay a su alrededor puede satisfacerla: él sólo come alfalfa. Pregunta: si no tiene un intelecto capaz de percibir universales, ¿cómo puede reconocer que eso que tiene en frente suyo es "alfalfa"? Es decir: ¿cómo reconoce que eso verde y oloroso cae bajo la clase "alfalfa"? Si me dicen que por el "instinto" hay tabla, porque "instinto" no explica nada. Lo que queremos saber es cómo le hace el caballito para reconocer su alimento. Una solución es que cuando él percibe verde + olor a alfalfa, ambas características mueven su apetito y eso pone en movimiento todo lo demás. Ok. Supongamos que así le hace con su señora esposa, Doña Yegua Menganita: no es que reconozca la clase de las yeguas, sino que el olor de ese pedazo de realidad que se le manifiesta como un montón de colores, olores y magnitudes mueve su apetito sexual. Ok... supongamos. Y del mismo modo, supongamos que Doña Yegua Menganita alimenta a Potrillo Perengano y no a otros potrillos, porque su potrillo excita su algo materno a diferencia de otros potrillos o borregos, y por eso no se equivoca. 

Pero fíjense en una cosa: según esta teoría, los caballos no perciben un mundo significativo y ordenado bajo clases. Para ellos todo es una mescolanza de impresiones sensibles: algunas los mueven de una manera y otras de otra. Y eso es lo que creía Aristóteles: por eso se le hizo fácil cortarle la cabeza a nuestro paciente. A los animales les basta con la fantasía (es decir: la representación del mundo sensitivo) para percibir el mundo y actuar en él. En cambio el hombre percibe el mundo de otra manera y actúa diferente: 

Primero percibe el mundo bajo clases. 
Luego, hace juicios de individuos clasificados: "este hombre es mortal", "este pastel es sabroso".
Luego, hace inferencias. Y sólo es capaz de actuar gracias a cierto tipo de inferencias: 

Si tengo hambre, debo comer algo comestible.
Todos los pasteles son comestibles.  
Esto es un pastel.
Esto es comestible.
Me lo como.

Para esa inferencia, el hombre necesita clases: la clase de lo comestible, la clase de los pasteles. Necesita poder hacer juicios: "Esto es un pastel", "Todo pastel es comestible". 
Y necesita poder hacer inferencias. 

¿Cuál es el problema entonces? 
Que sabemos, (y para colmo Aristóteles lo sabía), los animales tiene comportamientos mucho más complejos que simplemente perseguir cosas que huelan como alfalfa o cuerpos que huelan a yegua sexy. Encima de todo, nuestro caballito que llevó a los griegos al Peloponeso es domesticable: aprende cosas. Los animales son muy complicados: a veces parece que hacen inferencias, puesto que pueden cazar. A veces, parece incluso que sin experiencias previas, saben reconocer a sus depredadores. Dice Avicena, por ejemplo, que la oveja sabe, sin experiencia ni aprendizaje mediante, que el lobo que tiene frente a sí es peligroso: que es hostil. Y por eso huye. ¿Acaso, a diferencia de los hombres, las ovejas y los caballos sí nacen con conocimientos previos? ¿en eso consiste el instinto? Ok, admitamos algo como "el instinto". ¿Cuál es su estructura? ¿cómo funciona? ¿funciona sin categorizaciones? 

Y para colmo de males, el paciente que tenemos en la sala de Urgencias del hospital del Dr. House, no es un animal cualquiera: es uno que fue a cazar Alberto Magno. A veces es un simio que puede hacer entimemas, o un pigmeo que incluso posee lenguaje. Pero no tiene intelecto. ¿Cómo es que puede llevar a cabo operaciones que parecen lógicas pero sin poseer el elemento fundamental de las operaciones lógicas que es el universal? He ahí nuestro caso, digno para el Doctor House. 


Diagnóstico.

Ahora mismo el Doktor Universalis, tiene un proceso legal ante CONAPRED por declarar animales a los Pigmeos. Muy clásico de un caso de House. Pero veamos como ocurrió todo. 

El paciente que trae el Doktor Universalis, a pesar de no tener intelecto tiene un sistema senso-motor muy robusto: ya nos dijo que puede hacer una especie de juicios con verdad y falsedad. Pero ¿puede hablarse de verdad y falsedad cuando no hay conceptos universales involucrados? ¿O qué tipo de contenidos son estas intentiones veri et falsi de las que habla nuestro doctor, si no involucran, por definición conceptos universales ni clases? 

¡HÁGANLE UNA PUNCIÓN LUMBAR!

Lo único que sabemos gracias a la primera exploración, es que aquí se trata de contenidos mentales puramente sensitivos. Pero sabemos también, como dice Sorabji, que sensitivo en aristotélico es mucho más que sense data: se trata ya de una estructuración compleja de la realidad percibida... sin ser todavía ni clasificada ni significativa. Solamente es estructurada. Percibimos bolas rojas y dulces al ver manzanas. Reconocemos la unidad y la diferencia, que se mueve, su figura, y distintas propiedades como propias de un sujeto. Ok: ya es bastante. Así que intentamos un primer tratamiento. 

Sometimos al paciente a un tratamiento peligroso y experimental: lo irradiamos con Gareth Evans y Bermúdez, y demás variaciones de la teoría cognitiva contemporánea sobre contenidos no conceptuales

Parecía obvio. El diagnóstico estaba basado en un caso viejo: la oveja de Avicena. En su Liber de anima, Avicena habla de la dichosa oveja que es capaz de reconocer al menos algo que parece una clase: la hostilidad predicada del lobo. Y Avicena postula un órgano corpóreo capaz de captar semejantes pseudo-clases: la Aestimativa. Pero la aestimativa parece sólo cumplir un papel práctico: sólo es capaz de captar información suficiente para permitir la acción práctica de la oveja (huir del lobo, comerse su pastito y alimentar a su cría). Así que, bajo el supuesto de que los contenidos no conceptuales de los que habla Evans y Bermúdez sean semejantes, podía tratarse, al menos, de una versión en ciernes de la célebre teoría contemporánea. 

Sin embargo la ovejita de Avicena no sobrevivió a la irradiación de Evans-Bermúdez. Para empezar, porque jamás se pudo diagnosticar qué demonios era la Aestimativa y, después, porque las intentiones non sensatas (la hostilidad predicada del lobo) seguía siendo demasiado conceptualoide para cazar bien con lo que Evans y Bermúdez tenían en mente. Pero ¿y qué tal si con Alberto funcionaba la cosa?

El simio silogístico de Alberto está a punto del paro respiratorio... y en la brillante cabeza del Doktor T... digo, House, aparece otra idea. Quizás hay que continuar oscultando al paciente. 

¡¡UNA RESONANCIA MAGNÉTICA NUCLEAR!!

¿Qué le vamos a ver en la resonancia al paciente? 
Para empezar ya no vamos a meter ni a los pigmeos, ni a los simios entimemáticos, ni a las ovejas y lobos. Vamos a meter a un hombre con todo y su cabeza... y es lo que le vamos a analizar. Vamos a verle la lógica. Y después vamos a buscar tumores lógicos en su teoría de la percepción sensible. 


Estado de la cuestión

Planeo pasar los siguientes dos trimestres escaneando a mi paciente experimental: el Organon de Alberto Magno. Como suele ocurrir con los casos de House, comencé por el lado equivocado: con Analíticos Posteriores. Estuvo bien, en el sentido de que eso me dio una visión panorámica de la lógica de Alberto, aunque, como siempre le ocurre a House, había una manera mucho más eficiente de haberlo hecho (y eso me pasa por no obedecer al Asesor, que bien me mandó a leer, desde el principio, De V universalibus). Pero, bueno: me hice una idea de la estructura del Organon según la versión de Alberto. Y he aquí el descubrimiento más relevante. 

La lógica (desde Aristóteles) se divide en tres partes: 

Lógica de Términos = aprehensión
Lógica de Proposiciones = juicio
Lógica de Silogismos = razonamiento

y un 4to paso:

Lógica de la Demostración. 

(sí, sí: es la lógica obsoleta que enseñan en 4to de preparatoria). 

Eso quiere decir que, si la hipótesis es correcta, los tumores lógicos que infectan la teoría de la sensibilidad de Alberto no se encuentran sólo en la parte de la fantasía que se dedica a producir (elicere) intentiones verdaderas y falsas, sino que deben infectar otras partes. En todo caso, la fantasía juega el papel del juicio, y eso ya lo tenemos claro, pero ¿qué partes de la sensibilidad juegan el papel de la aprehensión de términos y de la realización de "razonamientos"? Y ¿qué demonios querría decir que el alma sensitiva aprehenda "términos" sin ya descartamos justamente aquello que les es fundamental, es decir, que sean categorizables

Hay una sección en el De homine donde Alberto presenta lo que (espero) es la parte más original de su teoría de la percepción sensible: el cómo funciona el sensus communis. No me extenderé más (tengo que ponerme a hacer algo más productivo que escribir en el blog), pero hay una analogía pasmosa entre esa sección del De homine y De praedicabilis (las categorías) de Alberto: las categorías (cada uno de los 10 predicables) según Alberto, se DEDUCEN. Sí, así como lo leen: así como trató de hacerle Kant: hay que deducir las categorías (aquí la que tiene que ir a ER soy yo: me acabo de enterar que es fundamental entender esa sangronada ilustrada de "deducir" las categorías). Bueno... en De homine, Alberto dice que los 5 sensibles comunes (movimiento, reposo, magnitud, figura y número) son los instrumentos con los cuales el sensus communis ESTRUCTURA a los sensibles propios (colores, olores, sonidos, sabores y toda cualidad táctil). Y Alberto (poned atención aquí) DEDUCE los 5 sensibles comunes. Y hace dos tipos de deducciones: una como la que hace Kilwardby y otra como la que él mismo hace en De praedicabiles. Es decir: trata a los 5 sensibles comunes como CATEGORÍAS. 


Epílogo

El paciente (mi tesis) está en Terapia Intensiva. Y yo estoy escaneando en Organon. La pregunta, como en todos los capítulos de House, es: ¿lograré encontrar un diagnóstico acertado antes de que se muera la tesis por dead-line agudo?

Ya lo sabremos... ya lo sabremos. 




Ustedes echen porras. 

Esponjita. 


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*Obvio, ese ejemplo me causa conflictos




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