28 abril 2010

Serch




Serch:



Te quiero un chingo...




Valde gratias ago tibi




Misoginia


Amanecí con tremendo ataque de misoginia. Yo soy gyné...

Comprenderán que hoy no pinta como un buen día.

Regards.....

26 abril 2010

Ely o sobre el Amor

(Sad news: así se titulaba el correo que Michel Chase hizo circular por sus grupos de correo, entre ellos "neoplatonism". La noticia triste, murió Pierre Hadot. 24 de abril de 2010)

Siguiendo la recomendación de Chelo, aquí va el diálogo Ely o sobre el amor. No desesperen los demás, pronto pondré los otros textos (y por cierto, en la Ciudad de los Tres Búhos han ocurrido cosas interesantes... esté pendiente)

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Ely o sobre el amor

Primera parte

Del objeto, la acción y la pasión del amor

Después de algunos meses de no poder coincidir para platicar largamente, Ely y yo nos encontramos al fin.

Entre los temas que nos ocuparon aquel día (que iba a durar de lo que dura la hora de la comida, pero no pudimos despedirnos sino hasta pasadas las once de la noche), sostuvimos un largo diálogo sobre el amor.

Ella sostenía que el amor tiene un fuerte componente racional, y que en virtud de tal podemos decidir libremente amar a alguien. En cambio, yo sostenía que nadie puede decidir amar, esto es, que el acto de amar no es libre y que, todo acto racional que pueda desprenderse del amor, está subordinado al amor.

La discusión fue larga y, a diferencia de la prodigiosa memoria de los memoriosos colegas de Sócrates, no podría referirlo con prolijidad, además de que, después de tratar de escribirlo al llegar a casa, me percaté de la dificultad de llevar a buen término los argumentos con los que, según yo, podría demostrar la verdad de mi tesis.

Sin embargo, la discusión llegó a su punto culminante cuando planteamos la cuestión en estos términos: Si puede libremente elegirse amar a alguien, la razón por la cual uno elige amar, debe ser una premisa universal.

Ely enunció el ejemplo del perdón. Perdonar es un acto de amor, pero a la vez es una elección libre y por lo tanto racional, pues, ante la ofensa, uno puede elegir perdonar o no: no existe ninguna determinación sobre la ejecución de tal elección. Digamos pues, que perdonar implica una cierta indeterminación en el que perdona, pues ante la ofensa uno exige justicia, y el acto de perdonar, implica un acto generoso, esto es, un acto capaz de sobreponerse a la determinación que la ofensa impone en nosotros.

Ante un argumento tal, lo único que pude responder fue lo siguiente:

-¿y por qué perdonarías a ese que te hizo daño?

-porque es un hombre, amo a los hombres, entonces lo perdono.

Yo argumenté que, si lo perdono por ser un hombre, esto es, un género y no un individuo, aquello no era un acto de amor, sino un acto de justicia, porque el decir lo perdono porque amo a los hombres, implica una cierta idea de universalidad que, según yo, no puede hallarse en el verdadero amor. El amor es siempre intencional, y como tal, creía yo, sólo puede referirse a individuos. Entonces, si el acto de perdonar no es hacia éste por ser éste, sino por ser hombre, aquello sería un acto de justicia (pero por lo que ya dije arriba, Ely tenía razón y un acto de justicia no es el perdón), o un acto de generosidad.

Debo ahora reconocer que, en ese momento Ely tuvo razón. Sin embargo, creo poder sostener aquello que decía apelando al concepto de generosidad:

-En cambio, a diferencia de un acto de generosidad que es universal y que se aplica indistintamente a todos los hombres, un acto de amor sólo se aplica a aquél particular que mueve nuestro afecto. Así, ante la pregunta ¿por qué lo perdonas? la respuesta es porque lo amo. Y ahí no hay un acto de libertad, porque según yo, el perdón ya está incluido en la razón, y todo es un círculo: Lo perdono porque lo amo, lo amo porque lo perdono.

Sin embargo, de nuevo me percato de lo insuficiente de mis pruebas: el perdón debe ser, de todos, el acto más libre de todos, porque se impone incluso sobre la justicia –nuestra relación con los otros en cuanto género o especie- y por ello es deliberado: no admite la determinación que proviene del objeto.

Y sin embargo, el perdón, para ser generoso, no es un acto de amor

(eso es lo que creo yo).

Pero tampoco es un acto de justicia

Es un acto de generosidad.

(Y lo que no hallo es encontrar dónde ubicar a la generosidad como principio de acción para con los otros.

Perdonar no es amor: porque según yo el amor es una pasión que padecemos a causa del acto de un objeto externo: el amado. Amo a… y es por ello intencional. Todo acto racional en todo caso, está dirigido a efectuar ese amor, o en todo caso, a reprimirlo, pues muchos amores pueden entrar en conflicto dentro de nosotros.

Perdonar no es una acto de justicia. Primero, porque si nos ponemos kantianos, el deber es un acto igual de determinante que el amor. En el caso del amor, la compulsión hacia el objeto emana directamente de él. En el caso de la justicia emana de una máxima universal que, en realidad, no hace sino ver al mismo objeto de una forma más abstracta. Pero sigue emanando de él:

(i) Amo a Zayd y por ello lo perdono

(ii) Debo perdonar a los hombres, Zayd es hombre, y por ello lo perdono.

Ciertamente (ii) requiere más pasos, pues requiere aquél que sirva de intermediario entre la humanidad y Zayd… pero ambos siguen siendo actos intencionales (ahí estuvo mi quebradero de cabeza cuando llegué a casa y quise reescribir mi victoria.)

En todo caso, la racionalidad de (ii) depende de los pasos necesarios para reconocer a Zayd como hombre. Si hubiera una verdadera diferencia entre (i) y (ii), en todo caso ésta estribaría en que, en (i) la acción proviene del particular y en (ii) proviene de un proceso discursivo que nos permite aprehender al particular. Pero en última instancia, no hay libertad: en (i) la acción la impone la relación inmediata que tenemos con el particular (amo a) y en (II) la impone el modo en que la máxima (debo perdonar a todos los hombres) nos hace relacionarnos con el particular.

Sin embargo, de todo esto, lo único falso que es que perdonar sea un acto que proviene o de la justicia o del amor. La generosidad es un acto libre, pues surge de la indeterminación del sujeto que le permite actualizar un estado sin apelar a un motivo (ya sea el amor, ya sea la máxima universal).

Si alguien demostrara que no existe una acción humana que carezca de motivos determinantes, lo que demostraría es que no existe la generosidad en cuanto tal (y en el fondo, eso es lo que creo yo).

Empero, si he de sostener mi paréntesis, habría que encontrar los motivos que llevan al hombre a realizar acciones ‘generosas’. Y terminaríamos con que, en realidad, la mayoría de ellas están guiadas por el amor o la empatía.

Desde un punto de vista, quizás no ortodoxamente levinasiano, pero sí un poco inspirado en el lituano, podría llevarnos a concluir que el acto generoso implica dejar de pensar en nosotros mismos y avocarnos hacia el otro. Entonces los actos que realizamos no estarían determinados por lo que nos corresponde en justicia, ni por nuestras necesidades particulares, sino por las necesidades del otro. Ya sea pensando en un bien común –donde nosotros dejamos de ser yo y nos volvemos parte de la indeterminación que corresponde a los otros por igual- ya sea pensando en el otro como un individuo al que queremos dar alegría o quitar un peso. Esto es: lo que queremos para nosotros lo volcamos en aquél y es él quien recibe el don que, por justicia, nos corresponde a nosotros.

Ahora bien, lo que de levinasiano heterodoxo tiene esto, es que el acto nos viene impuesto por el otro, más allá de su ser este individuo que sostiene con nosotros tal o cual relación.

Es decir: si el acto de amor sólo puede ser por Zayd por lo que Zayd despierta en nosotros por ser mi objeto de amor –o por el hijo, por ser mi hijo, por la madre por ser mi madre, o por mi amado, por ser mi amado-, el acto de justicia que exige Lévinas es por Zayd no por ser Zayd sino por ser el otro.

Lévinas utiliza un concepto, según él hebreo: el concepto de “rostro”, o en hebreo “panim”. Y entre Éxodo 33:18 y Lévinas, hay un intermedio: Maimónides.

En Éxodo 33:18, Moisés le pide a Dios que le muestre su rostro, y Dios le contesta que sólo dejará ver sus espaldas, pero su rostro no lo verá. Los neoplatónicos, entre ellos Rambam, interpretaron las espaldas como el mundo temporal, y el rostro como lo eterno, impensable y atemporal: el Uno de los neoplatónicos, que es la pura vida de la cual emana toda otra vida, sin determinación alguna.

Dicho en términos del maestro persa de Rambam, Avicena, Dios es la pura existencia, sin esencia determinante alguna: por ello impensable, pero el último reducto de la realidad. Dios es aquél donde se identifican esencia y existencia, pues su esencia no es otra cosa que la mera existencia. La sola vida, diría el licopolita Plotino.

Eso es el ‘Panim’, explica Maimónides en la Guía de los Perplejos, cuya primera parte es un glosario de términos hebreos explicados en árabe, según tales conceptos griegos.

Entonces… ¿qué es el ‘panim’ de Lévinas?

En cada hombre, en la viuda, el huérfano y el pobre que la Ley nos manda proteger, se encuentra ese rostro, ese panim absolutamente indeterminado –su mera vida- que no es sino La Vida. Y por ello, nos vemos obligados a amar y tratar como a un amado, en todo aquél que se presente tal ‘rostro’(si esto le suena a la ecceitas de Duns Escoto… dudo que sea mera coincidencia)

Con ello, creo yo, Lévinas ha unido en uno solo ambos conceptos: el estado intencional que es el amor y la universalidad que implica la justicia. Pero esta justicia ya no depende de un razonamiento que, como vimos en el caso de (ii) requiera de un juego de premisas que una la máxima universal con el individuo particular (el silogismo práctico al cual, hábilmente, apeló Ely).

La máxima universal es capaz solamente de expresar esencias, y por lo tanto es ‘falible’, pues podemos darnos el lujo de definir ‘hombre’ como nos plazca. Podemos decir ‘hombre es Ario’, ‘hay que respetar a todo hombre’, Zayd no es Ario, no lo respeto. No. En la solución de Lévinas, de cada hombre particular, de su mera existencia, proviene la determinación. Y ése es el ‘rostro’: el panim. Toda característica particuar de cada hombre (ser mi madre, ser parte de mi tribu) es sólo su máscara: su esencia.

Hasta ahora todo parece marchar bien: no he demostrado que el objeto amado determine al amante, sólo he mostrado cómo son las cosas bajo ese supuesto. También he demostrado que la generosidad no existe definida en términos de libertad, entendida como indeterminación: en todo caso, es el nombre a un acto de amor.

Sin embargo resta un problema: la discusión con Ely pasó a otros temas y otros asuntos. Y yo me percaté, luego de platicar un rato con ella, que el enamoramiento no correspondido genera resentimiento. Y que ese tema, merece su parte en el gran diálogo del amor, pues sólo cuando la fiebre amorosa ha pasado, somos capaces de perdonar al otro por no habernos amado.

A final de cuentas, este amor Lévinasiano resultó demasiado neoplatónico, y el tema que inició la discusión entre Ely y yo se parecía mucho más a un Alcibiades que se retuerce de dolor por el veneno que la mordida del amor ha introducido en su corazón…

Querido público: espere con ansia la segunda parte de este Ely o sobre el amor, segunda parte: del resentimiento.

22 abril 2010

Diogenes Insularis


(tomé en cuenta todas sus peticiones. De todos los textos, éste es el más acabado y por eso comienzo la publicadera por él. Un gran abrazo y un gran beso a todos mis lectores: tanto a los silenciosos como a los que me acarician con sus palabras)

Vitae Philosophorum Diogenes Insularis. Introducción: Uno de los descubrimientos más interesantes que se realizaron en el templo de los tres Buhos (conocidos en la lengua de aquella gente como Sanborn's Hermanos), fue un repositorio electrónico que contenía un sinnumero de textos. Después de las pacientes indagaciones del Dr. Atanasio Hylily, resultó ser un texto, de carcterísticas enciclopédicas, llamado Vitae Philosophorum de un tal Diogenes Insularis. De este oscuro personaje esperamos tener pronto más noticias, una vez que se termine la edición de tal texto, donde parece haber una pequeña noticia sobre su autor de la obra. El Dr. Atanasio Hylily ha organizado los fragmentos según la temática, pues la obra se halla en tal estado que todavía no parece haber modo de conocer el orden original. A continuación presento la traducción de tres fragmentos correspondientes a un personaje que, por más intentos que hemos hecho, no hemos logrado identificar: Valerius Afonsus.
Por la noticia que Diogenes Insularis nos da de él, al parecer fue un doxógrafo y polígrafo del occidente pre-meteorítico dedicado a una civilización muy antigua y de la cual, por ahora, no tenemos mucha noticia. Ciudad de los tres Buhos, abril, 2210 Amadís Pylily

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Vitae Philosophorum de Diogenes Insularum

Valerius Afonsus.

De las persecuciones amatorias padecidas por Valerius

Frag. 45, KD.

… y ellos también dicen que, cuando daba clase, solía pararse junto a la ventana y guardar silencio durante un momento mientras contemplaba los árboles. También varias fuentes refieren que, después del momento de silencio, como si hubiera sido iluminado por la paciente claridad de una idea, tornaba la vista al grupo y continuaba la discusión. En un pequeño escolio al margen de un tomo de su De Problematibus Libertatis, se narra como en una ocasión, al volver de sus arbóreos raptos extáticos y tornar la mirada hacia el grupo, se encontró ante la hórrida imagen de una astuta alumna que, infundada en minifalda, en ese mismo instante abrió las piernas. Horrorizado por tan espantosa contemplación, inmediatamente volvió la vista hacia otro lado y trató de continuar con la argumentación anterior… sin éxito alguno.

Frag. 76, KD.

Valerio: me propongo de tu San Posidio, de tu Porfirio, de una exagerada Plutarquina… recopilaré testimonios del candor de tu presencia, haré de tus anécdotas ejemplos de la virtud más alta, ícono de acciones prudentes y libres. Y omitiré, prudente, que se me quebró el corazón cuando supe que quizás partas, y que fue cuando descubrí que tengo el corazón de mujer, y que de tal determinación mi angélica mente es esclava.

Frag. 38, KD.

…han de saber ustedes que le puse Valerio por la mera etimología del nombre… por la dedicatoria de un cierto libro de pastas color ladrillo… porque me conmovió que la primogenitura no se la halla dado a la sabiduría sino a la valentía… puesto que ese hombre, phantasma que en mí mueve los afectos, es hombre de acción –pues se dice que para ellos la contemplación era la acción más elevada.

Traducción de Amadís Pylily a partir de la

edición gofa preparada por Atanasio Hylily


20 abril 2010

Internet

Bueno, espero que me comprendan: me quedé sin internet en casa. Esa es la mala noticia.
La buena es ésta:
Desde hace casi 10 años soy cliente de cierta empresa de telefonía celular del mismo dueño de TVapesta (bueno, mi mamá aprehesiva le compró un plan de teléfono a su hijita mimada cegeachera para saber si ya la habían metido al reclusorio norte o todavía no).
Pocos años después, a mi plancito telefónico le agregaron la tal tecnología 3G con el pomposo nombre de "Internet". En ese entonces era tan caro un aparato capaz de aprovechar esa tecnología, que a nadie se le había ocurrido eso de "limitar" el internet a cierta cantidad de datos (además: supongo que los 'datos' que se podían intercambiar eran muy poquitos para que aquello valiera la pena). Ahora los aparatos son accesibles, pero esos planes mágicos ya no existen... pero a los antiguos clientes no nos quitaron nuestros viejos planes... con "internet ilimitado".

Bueno: todo esto es para explicarles por qué tengo tan abandonado el Blog. Mi teléfono nuevo (incluído en el méndigo plan que llevo años pagando -ora sí de mi bolsillo-) sí es capaz de sacarle todo el jugo que se le puede sacar a mi plancito (bueno, mejor me iría con un bláberri o un aifon, pero bueno... nada es perfecto), y puedo consultar las cosas más urgentísimas en internet: el correo, el feisbú y los encabezados del universal y la jornada (el milenio todavía no hallo como, y el móndrigo reforma, a diferencia de la aplicación del aipo, en el telefonito sí pide contraseña).
Con todas esas facilidades, ya no vale la pena desplazarse a un Sangron's con todo y computadora.
Pero, comprenderán, con el méndigo tecladito del teléfono, aunque con esfuerzos se pueden escribir mensajitos de feisbú, pues de plano bloguear está difícil y caótico.
Sin embargo, he estado escribiendo muchos post's... muchos, muchos... (ya ven: entre más capítulo tengo que entregar, más se me sueltan los deditos).
Y hoy venía muy decidida a publicar algo de eso... pero como que las 20 cuartillas que he escrito pos no caben aquí. En fin.

Total que estoy acabando de redactar mi capítulo. Sí: comentí el error de toda la vida; prometí una fecha que no cumplí. Sí... tengo un buen ataque de angustia. Sí: me está quedando tan chingón (ajá... sueña esponja) que la espera valdrá la pena.

(ese fue mi reporte semanal)

Luego publico algo de lo escrito. Hay un amplio menú:
1.- una discusión teológico-filosófica con Ely sobre si "amar" es racional -esto es, que se da mediante una decisión deliberada- o no -esto es: el objeto de amor determina al amante.
2.- Un fragmento perdido de un tal Diógenes Insularum de su famosísima obra Vita Philosophorum sobre un antiguo filósofo romano Valerius Afonsus.
3.- Un pseudo poema llamado "mi maestro de agua, mi maestro de fuego" o " mis dos maestros"
4.- Un resumen de mi capítulo: intentiones son propiedades de las formas sensibles, y es un género que se divide en dos especies: intentiones no sensibles per accidens e intentiones no sensibles per se. El mecanismo 'normal' de adquisición de estas últimas es por medio de la experiencia: el dolor que provoca un objeto se vuelve la acción padecida por el percipiente, de una propiedad del objeto agente, en cuanto agente: lo doloroso. Lo doloroso implica un contendio cognitivo práctico: 'nocivo', así como lo apetitoso implica un contenido cognitivo práctico: 'lo útil'. Sin embargo, existe una excepción: las intentiones que son aprehendidas per cautelas naturales (sic.): dado el supuesto de que las ovejas mamás no les enseñan a los corderitos que los lobos son peligrosos, se requiere de un mecanismo capaz de explicar por qué las ovejas no se han extinguido. Así, la aprehensión de esas intenciones no se da por la experiencia sino que es sustituida por la intervención de las substancias celestes (según Van Riet es la lectura correcta de): principia, et duces incessantes. Pero ontológicamente tanto las aprehendidas por la experiencia como las aprehendidas per cautelas naturales son iguales.
5.- Un diálogo ficticio sobre las características que debe tener "el asesor perfecto"
6.- Un texto que se llama "el Lobo Valerio", simpático personaje de la Jornada Niños... y cuyo nombre, recién recordado, me hizo reír mucho, por aquello que resultaba conjugado.
7.- La continuación del cuento del doctor Pylily y el Doctro Hylily: la explicación de qué es eso de la primer gran caída del meteorito.
Bueno... ya me dirán de qué quieren que publique. Si nadie dice nada (¡glup!)... pos pongo la tesis y se oden...


Los quiere:
la esponjita con síndrome de abstinencia bloggera.

12 abril 2010

Epistolario (I)

12 de abril de 2210

Estimado Dr. Pylily:
Finalmente, después de 2 años de investigación en el "Archivo de documentos electrónicos rescatados y restaurados" MMS de la Biblioteca Nacional de México, puedo informarle que mi investigación ha concluído. Como usted verá cuando tenga la información en sus manos, no ha sido fácil reconstruir la vida y obra de la tal Esponjita. Para empezar, después del desprestigio que sufrió su obra filosófica casi al grado de ser anatemizada, no conseguí reunir sino acaso escasos fragmentos descontextualizados de su trabajo; la mayoría de las veces afirmaciones demasiado crípticas como para ser capaz de reconstruir algo semejante a una doctrina.
Ahora bien, por alguna razón que no consigo entender, desde hace treinta o cuarenta años existe una escuela de historiadores dedicada a satisfacer lo que, en otras épocas, habría sido llamado vil morbo, y que de hecho fue un género periodístico entre principios del siglo XX y finales del XXI: la llamada "nota rosa" o "periodismo del corazón", pero que contra lo que su nombre indica, no trataban solamente la vida amorosa de sus víctimas, sino también aspectos de lo más oscuros, llegando incluso a entrometerse en asuntos de índole penal. Bueno: pues esta escuela que ahora se llama "historiográfica" ha tenido a bien a realizar la mayor parte de restauración de documentos que atañen a la tal Esponjita. Sin embargo, dado que su finalidad es sacar a relucir aquellos aspectos que generen morbo y sorpresa, de su obra filosófica (¡si acaso existe!: sinceramente Dr, he tenido mucho tiempo aquí, en las frías aulas de la Biblioteca, para dudar que en algún momento esta mujer escribió algo mínimamente filosófico)... decía, perdone usted, que de su obra filosófica no se preocuparon en absoluto.
Sin emabrgo, no cejé en mi intento de terminar con esta tarea encomendada, y por ello, decidí echar un ojo a la investigación de estos señores con la esperanza de, si bien no encontrar algo escrito por la tal Esponjita, sí por lo menos lograr encontrar a gente que se relacionó con ella, adscribirla a alguna corriente de pensamiento, con alguna figura filosófica relevante... etc.
En los días que siguen le iré eviando poco a poco los resultados de mi investigación. Lo que llega a usted junto con esta carta son los archivos electrónicos restaurados que, después de la Primer Gran Caída del Meteorito, sobrevivieron y permanecieron lo suficientemente legibles como para llevar a cabo dicha tarea.

Sin más por el momento, y deseándole una pronta recuperación:

Dr. Hylily

10 abril 2010

La chica del Opus -que no es Ely-

(predata 2: acabo de leer este texto: píquele aquí. El texto lo escribió Consuelo, a través de quién conocí a Ely. Y después de leerlo, lo cual ocurrió después de escribir este post, creo que es importante subrayar algunas cosas. Primero, que escribí este post por un comentario que hice hace algún tiempo -como verán después- pues yo siempre ando hablando aquí de Ely, una de mis mejores y más queridad amigas. Y no quería, bajo ninguna circunstancia, que hubiera ningún tipo de mal entendido. Y lo segundo es que en este post me pongo a hablar contra la idolatría. Pero, después de leer el hermoso texto de Consuelo, me retracto... o mejor dicho, resignifico lo que quería decir: no me molesta la idolatría, ni tampoco soy nadie para llamar a unos idólatras y a otros no. En sentido estricto no me importa, pues ni cristiana soy. En todo caso, creer en la relación simpatética que las imágenes tienen con ciertas deidades (pues nadie cree que dos estatuillas benditas de una virgen sean dos vírgenes diferentes, y ningún católico afirmaría que la Del Carmen es una deidad distinta a la De Guadalupe, pues a todos les queda muy claro que todas son la misma mamá de Cristo), decía, creer en esa relación simpatética, es mucho más racional que en la trinidad. Por eso, sobre todas las cosas, respeto la religiosidad popular, de cualquier pueblo, pobre o rico, de San Juanico o de Mixcoac.)

predata 1: cuando me titulé de licenciatura, yo quería ir vestida de Jedi. Sólo Tzitzi me secundó con aquello de que todos fuéramos disfrazados de "Guerra de las Galaxias" y me regaló un hermoso poster que decía: "Que el Logos esté contigo" y un dibujo genial de Chubaka. De pronto, mientras en Puebla caía en cuenta de la disputa de los Franciscanos y los Dominicos, caí en la cuenta de que el traje Jedi original tiene demasiado de la orden de Ochkam. Por ello, he decidido mandarme hacer un traje de Jedi pero "more dominico", puesto que mi tesis es de Alberto Magno (que, dicho sea de paso, tiene una figura en el altar pricipal de una de las Iglesias Poblanas). Para el doctorado quizás los mande a todos a vestirse, no de Jedis luminosos y de Darth jedis, sino de dominicos y franciscanos...)



El otro día hablé en un post de "una chica rica del Opus" conectado con un tema referente al catolicismo. Por razones que no vienen al caso aclarar, supongo que pudiera esta individua ser confundida, en el blog, con una de mis mejores y más queridas amigas... que estudió en la UP también y que tiene alguna simpatía hacia la tal llamada Obra. Pero no, no es el caso: de Ely jamás hablaría despectivamente... la otra chica... bueno, de ella no sé nada... ni siquiera si es rica o no. Ese es un prejuicio mío, y la verdad creo que se me pasó la mano. Lo que pasa es que alguna vez discutí con ella, y para ser sinceros, lo que me incomodó tremendamente que ella asumiera que yo, por ser mujer, le ayudaría a convencer a Daniel de "dejar de usar tanto la razón y sentir con el corazón" a la hora de acercarse a Dios. Ella asumió que yo era católica (algún día, espero, alguien me habrá de explicar por qué doy esa impresión, además de la obvia conexión con la filosofía antigua y medieval), asumió, además, que apoyaría su propuesta "sentimental".
Seamos honestos: me incomodó que tomara esa clásica actitud de "yo soy la única mujer inteligente y tú, esponja, mujer normal, secundarás mi comentido".
Mi incomodidad, admitámoslo, fue un vil acto de puerilidad mía... pero, consciente de lo pueril de mi enojo -¿la falta de reconocimiento, more hegeliano?- guardé silencio y esperé a que comenzara la discusión contra el "férreo intelectualismo varonil" de Daniel.
Daniel brincó cuando ella (que se dedica a Descartes) dijo: bueno, pero ¿ustedes no creen todas estas cosas que estudian verdad?
¡¡Claro que sí!! dijo Daniel... y... bueno: era una aseveración un poco tonta, pues mostraba que ella no cree en lo que hace, y no era consciente de que Daniel, por muchos años y en ese momento, se dedicó a estudiar la mística de finales del XIV (¿¡?!: ¿qué quiere decir que "no cree" en lo que hace? ¿qué quiere decir hacer filosofía, o histoira de la filosofía si uno no "cree" en ello. También Alain de Liberá estudió a los Místicos del Rihn, a Alberto Magno, y a la vez es foucaultiano y heideggeriano... ¿qué quiere decir que sí o que no cree en "lo que hace"? en fin... esa fu una crítica metodológica).
Sin embargo, a pesar del primer brinco, poco a poco Daniel comenzó a bajar la guardia. Y de pronto empezó a aceptar que quizás sí era demasiado racionalista, que quizás sí debería dejarse llevar por el corazón.
No me sorprendí. Quien nos conoce muy bien, sabe que Daniel es puro corazón. Para ser iracundo a ese grado, a ese grado que lo pone en riesgo... para ser tan buen amigo y tan solidario... y sobre todo, tan buen maestro, se necesita ser puro corazón. Quien nos conoce muy bien, sabe de sobra que yo ando cargando un cuchillo japonés en la cabeza listo para deshacerle a cualquiera sus más preciados sueños sin tocarme el corazón (tomo lo del cuchillo de un amigo de tuiter que me hizo el favor de describirme así). Soy depresiva, lo que quiere decir que soy melancólica, lo que, cualquier galénico sabe, significa que soy fría... aunque a vece me enciendo.

Mientras Daniel bajaba la guardia e iba aceptando las indecorosas y sensibleras proposiciones de la antedicha chica, de pronto, para tratar de convencerlo de que ser del Opus era una buena idea, comenzó a decirle que los laicos, después del Vaticano II, no son menos que los religiosos (o algo así... la neta no vi muy bien por donde iba el argumento... lo que sí sé es que Daniel es antiVaticano II... pero él escuchaba, blandito, blandito... dejándose convencer. Bueno, seamos honestos, Daniel es muy abierto: estaba simplemente escuchando). Y siguió dando más y más razones hasta que dijo aquello que despertó mi ira (mi comunista ira... recuerden, soy la esponja comunista):

Y por supuesto la caridad quiere decir querer a tu mamá, a la gente cercana de tí, no a los NEGRITOS de África... ¿esos por qué me iban a importar?

Admitámoslo: concederle a cristiano la gracia de querer más a su mamá que a Juan de los Palotes es "humanizar" el cristianismo... tal como Nietzsche lo dijo en algún lado. Pero en ese momento lo que encendió toda mi (ideológica) ira fue lo de NEGRITOS...
Ya en estado iracundo, escuché la susbiguiente e iracundizante proposición, que francamente no recuerdo muy bien, pero que tenía que ver con la jerarquía social, con alguna justificación del estado de las cosas...

No tengo energías para reproducir el debate de aquél día (además sigo en la carrera contra el tiempo del capítulo I). Sólo que yo comencé a hablar de los católicos pobres (San Juanico Iztapalapa fue mi ejemplo), los católicos ricos (que ella llamaba de a pie... bueno, no digamos "ricos", digamos educados en escuelas católicas lo que, no me pueden negar, implica un mínimo de poder adquisitivo), los católicos de la Teología de la Liberación... entonces ella dijo riéndose:
esos no son católicos...

¡zaz!

Como me da flojera lo de repetir el debate, les pondré una metáfora: agarré a San Agustín y anoté un knot out por aquello del significado de caridad en Agus... eso de amar en Dios.
(sí, sí... la descripción, en Confesiones IX de cómo se traga las lágrimas ante la muerte de Mónica dan a pensar de que sí fue generoso con la condición humana quitar ese enorme peso de indiscriminación al amor a los otros que significa amar en Dios. Pero, en ese momento, la falta de caridad ante los NEGRITOS de África, todo lo egoísta que me pareció aquello de que la relación con Dios es absolutamente personal y no hacen falta las obras... ¡Fíjense nomás de lo contradictoria que soy ! ¿pos no que soy o era Bautista?... bueno, en mi defensa sólo puedo argüir que, quizás equivocadamente, desde aquél día el Opus me pareció una especie de protestantismo pero que le sacaba al liberalismo bien plantado de los luteranos para justificar el sistema de injusticia económica y social. Y que además seguía siendo igual de mágico que los católicos de San Juanico Iztapalapa que llevan, cada mes, casa por casa, a los santos de visita. ¿Que uno es más idolátrico que rendir culto ante el Sagrario? Desde mi perspectiva pues todo es igual de idolátrico: la transubstanciación es pura idolatría... (ay! ya mejor me callo).

Entonces, después de aquella discusión que no les narré (por huevona, y porque la verdad ni estuvo tampoco tan buena), ella, con los ojos desorbitados, dijo:
¡¡pero yo creí que eras católica!!
(y pendeja, pensé para mis adentros...)
No, -dijo Daniel- ella no es católica, es catolicóloga.

Desde entonces me saluda de lejos... de lejitos... y no sonríe como antes...

(Ella jamás podría ser Ely. Ely, al igual que Daniel, es puro corazón. Quizás mis rispidencias con la "chica del Opus" más bien están relacionadas con que me hallé ante una igual... porque eso sí no lo niego: de que es lista, es lista... posee la suficiente frialdad intelectual para saber persuadir).

06 abril 2010

Per accidens, per se


(bueno... cuando empecé a escribir ésto estaba fuera de mí. Ya me metí a mí misma de nuevo. La semana pasada me fui a Puebla unos días -como verán mis fieles lectores- y también me enojé con Puebla y luego me contenté. La Catedral de Puebla me parece la cosa más primorosa sobre todo el orbe terrestre. Entre una de sus curiosidades es que es un documento arquitectónico... con todo y citas a pie... -el piecito ese es de Santo Tomás... pero no el Aquinate sino el de hasta no ver... La cita, de Duns Scoto, Santo Patrono de ... ¿Puebla?)


(hay quienes deprimidos, escribiendo se desdeprimen. También los habemos diferentes a éstos)

La voy a matar. A asesinar. Me saldré del polícromo universo de lo políticamente correcto y aceptaré sin sonrojo alguno ni falso pudor todo el odio que proviene de la envidia.
La soñé... la pesadillié si es que tal verbo existe. No con su rostro, su voz ni sus palabras. No con la simpatía ni la cabellera negra y larga. La soñé non signata, potencial, inminente.
Y ocurrió. Mi pesadilla se materializó en ella.
(porque que fuera a sacarle sonrisas al lobito, eso fue terrible... pero que se pusiera de aguda y certera con el demiurgo... eso sí era demasiado... ¡¡buaaaaa!!)

Ocurre que, en última instancia, todo predicado es predicable per se. Eso es lo que NO se me ocurrió en ese momento. No se me ocurrió, por ejemplo, que hay algunos cuya extensión es minúscula, como chato, pero hay otros de enorme extensión justamente porque son predicados per se de un sujeto de enorme extensión: como cuerpo. Como superficie. blanco es predicado per se de superficie... y la extensión de superficie tan grande cuantas cosas poseen superficie. Si algo no tiene superficie, no puede predicarse accidentalmente que es blanco. Pero si quisiéramos buscar la definición de blanco tendríamos que terminar, ultimadamente, en superficie: el blanco no es sino superficie blanca. Vaya... hasta ahora se me ocurrió.
Y si todo predicado posee un modo de predicarse per se, nuestro admiradísimo Demiurgo -cuyas demostraciones en el papel hoy dejáronme apantallada... más que apantallada- tenía razón, y entonces he ahí la prueba de que Aristóteles no erraba al demostrar que todo predicado, al depender de un sujeto, no puede ser definido. Sin embargo ella fue la que metió en el asunto la clave: per accidens, per se... y la quise matar, porque su pureza es tal, que ella no aprecia aquello que yo sí: la gloria, la admiración, la fama... sustitutos irremplazables para las feas... y ella además de lista, es bonita.

(y para colmo: me cae bien)

(es que estoy de malas)

Hoy no fui en la mañana al IIFs porque me dormí a las cuatro de la mañana recolectando citas. Mañana quería entregar el capítulo. Pero todavía ni siquiera tengo todas las fichas. Además: o me hago mensa y con lo que tengo redacto ya, o ficho todo lo que desde el principio quería fichar. Y en ese fichadero entra el De Anima de Aristóteles, entran unos capítulos de la Metaphysica de Avicena... entra preguntarme a dónde va el asunto con Alberto. Ya no sé ni siquiera cómo se llama la tesis: ¿La intencionalidad en Alberto Magno? Ello implicaría meterse con el Intelecto ¿no?, con los primeros capítulos del comentario al perihermeneias de Alberto ¿no? porque si bien en Avicena uno sabe que detrás de un intentio puede haber un ma'ani o un ma'qul, pos en Alberto intentio es intentio y se acabó.
Y Avicena ¿para qué? Si la tesis era sobre Alberto, ¿no salía sobrando Avicena? Bueno... es que eso es lo que descubrí: Alberto hace y deshace con las intentiones de Avicena. Y ¡ojalá fuera un nuevo y gran descubrimiento!. No señores: los únicos que lo descubrimos fuimos el lobito y yo. De eso hace ya rato se había dado cuenta Doña Deborah Black y Don Dag Nikolaus Hasse. Entonces ¿cómo se llama la tesis? ¿la influencia de Avicena en Alberto Magno? Para que eso tuviera sentido ¿no habría que reproducir el proceso que llevé acabo con Avicena ahora con Averroes y Aristóteles -pues Alberto lo está leyendo directamente y su idea de phantasía en sentido laxo y estricto es un esfuerzo por encontrar la concordia entre todos los intérpretes.... y no, no lo descubrí eso yo tampoco. La Srta. Di Martino se me adelantó. Y peor: la interpretación que hace Rahman (quién no le hace fuchis a los filoponos y los simplicios) es tan similar a la de Alberto (que la Estimativa en Avicena es una de las funciones de la phantasía en Aristóteles y no una nueva facultad) que... ¿que qué?
Y luego... pues no bastan los autores que hablan de percepción sensible (por ahí me dejé llevar, la bruta ciega y sordomuda, torpe, trate, testaruda -nótese que la cita es de una cantante COLOMBIANA: Shakira), pues ahora caigo en cuenta de que mi tesis es sobre la intencionalidad en los animalitos (y que una de dos: o uno comete los disparates de cierto artículo- hecho, me estoy sospechando, a seis y no a cuatro manos-, de meter a MacDowell, Searle y Avicena en la misma canasta; o uno va y humildemente reconoce que a Sorabji ya se le ocurrió todo en la vida, que su magnánimo y estoicoide cerebro ya dió con todos los cabos sueltos, y uno va y se inscribe en su proyecto de los animalitos pero diciendo (como en la nota número 95 a un artículo de 11 cuartillas), como doña Déborah, pues que podemos formar a Avicena y a Alberto Magno en el proyecto Sorabjiano...

(y... ¡¡¡¡a mí qué rechingáos me importan los animalitos!!!!)

(sigo enojada... dejen me despejo un poco)

La culpa la tengo yo... yo... yo...

Me dejé hablar bonito. Me hablaron de palabras de filosofía contemporánea: INTENCIONALIDAD. Yo andaba con la cabeza metida en las percepciones accidentales por culpa de guapérrimo y filipino fino fino de Noell Birondo. Y aquello se me hacía super misterioso y super interesante. Además me di cuenta de que en Plotino el asunto de la percepción sensible era una gran piedra en el zapato, y que mi tesis andaba muy cruda. Y cuando este varón de Dios me habló de las intentiones y la estimativa yo babee...
Pero he aquí la confesión: yo YA tenía un proyecto en mi cabecita. No confiaba mucho en él porque estaba demasiado inspirado en el librito de Irwin sobre Los primeros principios. Y me daba pánico, miedo, terror, no ser capaz sino de repetir el libro de Irwin. Así que me puse BRUTA CIEGA SORDOMUDA, TORPE TRASTE TESTARUDA y me negué rotundamente a hacer mi tesis sobre Aristóteles. Y el demiurguito no ayudó mucho, porque entonces él, sabio y prudente, pero cuya practicidad le hace ver a toda gallina esférica (luego les explico el chiste de las gallinas esféricas), insistió en que hiciera la tesis de Aristóteles. Y yo que no. Y él que sí. Y yo ¿cómo voy a hacer una tesis sobre EL FILÓSOFO... llevamos 2500 años haciendo tesis sobre EL FILÓSOFO...? y pues.. ¿acaso tendría razón?

Yo dije: "Quiero hacer mi tesis sobre la intencionalidad en el siglo XIII".
(confesión chorromilquinientas: primero se lo dije al demiurgo y luego se lo dije al lobito. Así, en ese enfermo orden. Pudo mandarme al demonio el lobito y yo hubiera regresado con la cola entre las patas... Pero, pos obviamente, no ocurrió tal.)
Y él ofreció un catálogo de posibilidades: desde el desconocidísimo Robert Kilwardby hasta Alberto. Y pos dije: ¡pos Alberto! total, si le he sacado olímpicamente a Aristóteles... pos entrarle a Tomás sería más estúpido todavía. Y, pos total, yo pensé, no importa por dónde entre, tarde o temprano arribaré a mi tan amado objeto de estudio: la intencionalidad.

¿Y saben qué?

¿Y saben qué es lo peor de todo?

Pos que en su infinita sabiduría don Ricardo Horneffer... pos tenía razón: todos los arrollos llevan al mismo mar. Para empezar mis asuntos con San Agustín en la tesis de licenciatura -y lo vine a descubrir con el libro de Victor Caston, recomendando por el demiurgo y reseñado por el lobito... y luego, que la relación entre el Uno -y el porqué había de ser postulado- y el Intelecto en Plotino, y su crítica a Metafísica Labda... pos lo mismo. Y más requeteluego: la naturaleza de las percepciones accidentales, el cómo se aprehende la substancia... ¿se fijan? desde mi infancia filosófica yo andaba con la nariz metida en la intencionalidad. NOMÁS QUE NO SABÍA QUE SE LLAMABA ASÍ... y eso, enseñarme eso, es lo que justifica este periplo y estas angustias, y las que demuestran que, al final de cuentas, ha valido la pena seguir, un poco a CIEGAS, a lobito...

Y pos mi proyecto, ese que se parecía mucho al librito de Irwin pos es el que al final resultó que estoy llevando a acabo... pero con Avicena.
Ahora sí ya no sé qué va a pasar con Alberto. Porque cada vez me pasa más lo que con el proyecto de Irwin: veo que me falta muuuucho muuuucho... y me quedan tres meses de Beca.
(Cuando digo que falta "mucho mucho" quiero decir lo siguiente: tengo ya muy claro lo que quiero hacer, cómo hacerlo... pero yo misma sé que eso implica mucho esfuerzo... y tiempo... y yo me deprimo y escribo acá, y me peleo con Daniel, y tengo que hacer la reseña de los estoicos... ok: ya me voy)
Falta, repito, ir un poco hacia la lógica de Alberto y a su contraparte que son los primeros capítulos de la Metaphysica de Avicena. Falta, además, regresar a Agustín y a su De Doctrina Christiana que, contra lo que dice el título, implica su teoría del signo -porque algo sí tengo que hacer: evitar que la estructura contemporánea (el mobiliario del mundo, diría Tiresias... eh... el personaje de mi blog, no el griego) sobre el lenguaje se haga bolas con la medieval (pre-ockhamiana habría que subrayar)... como dice Perler (el único pinche libro que he podido comprar por internet... y que ha valido la pena).
Falta regresar a... ¡¡mi tesis de licenciatura!!... sí! porque Di Martino tiene una hipótesis interesante: a los cristianos medievales les gustó el lenguaje de 'interior', 'exterior' fue por culpa del De Trinitate de Agustín... (pero eso es lo de menos... Alberto mismo es el que me preocupa).

En fin...
Ya no quiero matar a... F.
Es linda y simpática
(Diría Garlfield: no odio a Nermal por joven y bonito, sino porque me recuerda lo feo y gordo que estoy).
Además, admito que es mucho más rápida que yo. Pero no siempre tiene razón... por un lado, gracias a ella me caen veintes, y por otro, con ese material logro armar cosas. En fin. Ya se me quitó la muina.
A eso viene uno a los blogs, desde que la gente no lee... a curarse...


YO SÉ QUE QUÉ HUEVA UN BLOG LLENO DE PURA CATHÁRSIS QUE, PARA COLMO, LE DAN ATAQUES ERUDITOS... y ni satisfacen ningún morbo, ni alcaran nada. Pero... ¿pos ya que?.

Ya me reconcilié con la vida...

Los quiero (con todo y Fede incluida):

La esponjis.